lunes, 26 de diciembre de 2011

Arquitectos del humor


Ensayo de Juan Ignacio Tejedor

“El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa”, así es como introducía Friedrich Nietzsche al humor dentro de la vida cotidiana. Recurrir a la broma es moneda frecuente hoy en los medios. El Stand Up es una moda en el Uruguay. Jóvenes con mucha autoestima se suben a un escenario, sin escenografía, para decir un monólogo que se puede extender entre cuarenta minutos y una hora. Otra tendencia que se ha impuesto es la de los bloggers, allí cada internauta expresa lo que quiere. Dicho medio sirvió de difusión a un montón de escritores ocultos. Hoy, no podemos dejar de lado Twitter, el harén no solo de los periodistas sino también de los que hacen chascarrillos (chistes cortos) de manera permanente.

Uruguay ha sido un ejemplo en materia humorística. En televisión: Decalegrón, Telecataplum e Hiperhumor. Eso fue en la década de 1990. La chispa permaneció y se expandió hacia otros ámbitos y nuevos medios. Leo Maslíah es un ejemplo que combina música con humor. Pablo Aguirrezábal, Gonzalo Camarota, Ignacio Alcuri y Rafael Cotelo conjugan, en el marco laboral, guion con actuación. Es común ver a estos últimos cuatro en alguna obra de Stand Up. El tío Aldo (Pablo Fabregat) también integra esta categoría, pero sus presentaciones son individuales. Martín Otheguy (Reporte Descomunal), Diego Bello y Carlos Tanco hacen las bromas teniendo como pilar el guion.

Martín Otegui y Darwin Desbocatti (Carlos Tanco) tienen como referentes a varios de los anteriores mencionados. A los nacionales se les suman potencias del humor como Groucho Marx, Larry David y Jerry Seinfeld. En la región ambos distinguen a Peter Capusotto, pero su carga moralizante los aburre. Coinciden que Fontanarrosa es una garantía de la risa. Sin embargo, mientras Otegui idolatra a Alfredo Casero, Tanco no lo entiende.


Uno empieza, el otro se consolida

Martín Otegui entra en la categoría de bloguero. Invitado en Montevideo Portal, comenzó a escribir en este medio a fines de 2010. Sus columnas las sube esporádicamente: pueden pasar 10 ó 15 días para que actualice su blog. Trabaja para Oz Media y fue uno de los guionistas del programa que se emitió por Saeta, Prueba que me amas. El vínculo estrecho con la televisión y el rol que ejerció en la productora se ven reflejados en sus columnas: en “Derechos tenemos todos” se aprecia un debate entre personajes bizarros de la televisión uruguaya sobre los derechos del fútbol y el rol de Tenfield. En “Decilo Fabián, decilo” toma diferentes protagonistas del medio local y hace que Fabián O´Neill responda si éstos son homosexuales o no.

Carlos Tanco se destaca como guionista. Trabajó cuatro años para la murga Agarrate Catalina, de la que resalta el aprendizaje que obtuvo con Yamandú y Tabaré Cardozo. Fue el libretista de De pie: monólogos de humor (Stand Up a cargo de Camarota, Alcuri, Cotelo y Aguirrezábal). También pasó, sin destacarse, por la televisión en La Culpa es Nuestra, donde tenía una columna de humor. Como Carlos Tanco no hay nada más para recalcar, el resto es Darwin Desbocatti.

Desbocatti nació en agosto de 2000 y su mentor no sabe cuándo va a morir. Tanco define al personaje como desdibujado, ya que no tiene límites. Es un hombre de 60 años que le gustan cosas que no le corresponden para su edad: Pearl Jam y South Park.

Yo lo he desdibujado a propósito. La ausencia de lógica interna alarga su vida. Darwin está pésimamente construido. Cuando uno hace a un personaje hay cosas que éste no puede decir, que no puede abordar porque tiene límites marcados por su lógica interna. Cuando vos destrozás esto, el protagonista puede hacer cualquier cosa. No tiene forma ni sentido.
Carlos Tanco

Anti-tercermundistas

Ambos son polémicos. Se meten con la idiosincrasia uruguaya. En “Llamadas perdidas”, Otegui critica el contexto en el cual se desarrollan Las Llamadas. El choque está en que es una fiesta popular y “bien uruguaya”. Por esta razón, hay gente que piensa que no se puede criticar, basta con ir a los comentarios de esta columna para observar esa apreciación. Pero lo que se ve en el blog no siempre coincide con la realidad. Al autor le encanta el Carnaval.

Nunca pienso qué puede ser provocativo y qué no. Yo juego mucho con el ir y venir. Jamás me la juego por una postura aunque vaya en contra de lo que piense. Me entretiene hacer eso. Si yo estoy a favor del Carnaval, me divierte escribir una columna criticando a esta fiesta. Reprocho lo que yo mismo pienso. Me gusta el juego de ver el efecto que tiene en la gente.
Martín Otegui

Las repercusiones no tardan en llegar. Los comentarios aparecen a los minutos. Otegui señala que cuando desde Montevideo Comm le preguntaron qué quería hacer, si dejar el blog abierto a comentarios y moderarlos o cerrarlos, él optó por la primera. La razón fue que “dan otro toque” a la columna.


Mientras Otegui especula con el entorno carnavalero, Desbocatti va más allá y se mete con Artigas y la emancipación oriental en 1811. En su columna de Búsqueda del 13 de octubre de 2011 señala que los festejos por el Bicentenario uruguayo son una farsa. La razón que expone es simple: todos los países latinoamericanos lo estaban festejando.

Además de lo pacato, está lo políticamente correcto que es una especie de ente que lo vigila todo a ver que hay detrás de tus chistes: "Ah…  no pero lo que estás haciendo con esos chistes es discriminar a los bolivianos, ya que vos dijiste que los bolivianos no podían tener Iemanjá porque no tenían mar. ¿Vos no sabes que ese pueblo sufrió mucho?”.
Carlos Tanco

Recursos: el humor entre la ironía y lo absurdo

“Es jugar a otro mundo que nos divierte más”, así define Diego Capusotto el humor. La cuestión es cómo incorporarse a ese “mundo”. A partir de allí cada humorista se identifica y diferencia a través de diferentes recursos.

Otegui utiliza un lenguaje sencillo. Sus temas no son perecederos pero parte de contenidos que están en la agenda setting. De allí saca una punta que provoca que los temas no acaben con el tiempo. En “K.O a los ídolos”,  el columnista toma un tema que está en los medios y en las redes sociales (la polémica pelea entre Chris Namús y Loli Muñoz) para hablar sobre el hobbie que tienen los uruguayos de estar, de manera permanente, atacando a sus ídolos por el simple hecho de haber nacido en el país rioplatense.

El recurso más utilizado, por el bloguero de Montevideo Comm, es el de las enumeraciones.  Hace una lista de objetos o personas y remata con algo que no tiene nada que ver con lo anterior. En “Decilo, Fabián, decilo” se pueden apreciar varias de ellas: “… el Negro Chengue, el Negro Méndez, el Negro Ojota, el Negro Rada, el Negro Ortuño y el Negroponte, pero era un caballero, era”. Suele incorporar personajes bizarros argentinos (Guido y Tomasito Süller en “Soy Celeste. Cid”), uruguayos e incluso mundiales (Susan Boyle en “Twist and shout”): “El mate, la rambla, el asado. El campito, los amigos, Obdulio, las vaquitas. El candombe, la murga, las túnicas blancas. Benedetti, Milton Wynants, Abel Duarte”, en “Soy Celeste. Cid”.


Utiliza metáforas y sutilezas. En “Derechos tenemos todos”, Luis Eduardo González les pide a los protagonistas que hablen de a uno para “leerle los labios a todos”. González es sordo. Otegui es un periodista de archivo que está al tanto de todo lo que dicen y hacen los mediáticos uruguayos y los saca de contexto según su conveniencia. A este último punto se le suma que juega con las características personales de cada uno de ellos. En Decilo, Fabián, decilo incorpora al travesti uruguayo más famoso: “¡Qué va a ser gay el Abigail, si es de los nuestro, e! (…) Alguna de las noches le daba pereza y había que darle un poco de manija para que saliera con nosotros”.

En todas sus columnas hay un toque de ironía que, por momentos, llega al sarcasmo. En “Decilo, Fabián, decilo” hace referencia a Carlos Aguilera y sus problemas con las adicciones: “A veces el Pato Aguilera tomaba otra cosa, pero no me acuerdo qué”. Si bien no lo logra en todas, tiene varias columnas donde alcanza lo absurdo. En “Delivery stalinista” y “Derechos tenemos todos”, lo logra. En el primero, con una política de recolección de datos personales llevada al extremo por parte de los delíverys. En el segundo, en un debate ilógico entre personajes que jamás se van a ver las caras en un discusión.

Carlos Tanco recurre a los temas de actualidad. Mira televisión entre ocho y 11 horas. Nunca se pierde el noticiero ya que muchas veces es de los informativos donde surgen los temas para la columna siguiente. Trata de crear un personaje popular que hace mucho hincapié en los temas cotidianos. Reconoce que la política le abre el juego hacia lo inexpresivo y siempre la maneja porque es “de lo que más sabe”. Nunca sale de las declaraciones que aparecen en las dos o tres noticias que están en la  tapa de los diarios.

Detrás de cada columna de Darwin se puede ver algo de desgracia. Él cita a Woody Allen en Delitos y faltas (1969) cuando dice que “comedia es tragedia más tiempo”. El tiempo anestesia la sensibilidad del momento.

Hoy hablar de las Torres Gemelas no tiene nada que ver con hablar de las mismas a días de haber pasado. En ese momento no se podían hacer chistes sobre el atentado, ahora realizamos cualquier broma sobre ellas. Es porque pasó un tiempo que los separó, a veces ese alejamiento es en distancia. Yo puedo hacer un chiste del Tsumani en Japón. Pero no a los dos días del hecho porque está toda la sensibilidad a flor de piel. Igual todo eso es falso, se genera a partir del bombardeo mediático.
Carlos Tanco

A pesar de definirse popular, el columnista de Búsqueda suele utilizar un lenguaje más complejo que Otegui. Con más adjetivos y un léxico que demanda cierto conocimiento mínimo de cultura general: habla de política internacional y regional, historia, sindicatos y jubilados. A pesar de abarcar muchos temas de agenda, tiene excepciones (cuando habla del Twitter en la columna del 16 setiembre de 2010, de la aspiradora el 8 de setiembre de 2011, del fútbol 5 el 24 de junio de 2010 y la de las gotitas para los ojos el 10 de junio de 2011). En dichas columnas recurre a elementos masivos.

Tanco admite que no ejerce la profesión con su nombre. Ahora, él es Darwin Desbocatti. Lo utiliza más que como una firma, como una marca. Escribió un exitoso libro “Yo, Darwin” ironizando con el título “Yo, Paco”, de Mario Bardanca, que trata sobre toda la mafia del fútbol uruguayo. Pero en dicha obra jamás se menciona a Carlos Tanco. 

Hay un montón de temas y chistes que yo hago desde el personaje que pueden resultar tolerables y graciosos. Los llego a hacer como Carlos Tanco y me degüellan. Darwin funciona como escudo. Diluye lo espeso que pueden resultar muchas expresiones y chistes. No es lo mismo que lo haga un tipo cualquiera a que lo haga un  personaje. Es una trampa. Me permite ir a un lugar que como Tanco no podría. Yo no puedo gritar: "¡Castillo renunciá!", porque soy un desubicado si lo hago. Pero Darwin sí puede manifestarlo. Igual hay gente que se molesta mucho, toda la gente de Tenfield me odia y me detesta. No me fastidia.

Carlos Tanco

El mismo Desbocatti aclara, todo el tiempo, que sus columnas forman parte de un chiste. En la radio quien se encarga de hacer esta labor es el conductor de No toquen nada, Joel Rosenberg.

Darwin se basa mucho en los estereotipos. A esto se le suma el uso de la generalización. La columna que toca el tema de la baja de la edad de imputabilidad y las declaraciones de los representantes políticos, Haciendo boca del 1 de setiembre de 2011, es un fiel ejemplo de esto: “… ha dejado en evidencia el nivel intelectual que tenemos los uruguayos, mucho más que los exámenes PISA y todos esos inventos del Imperio para decirnos que somos unos burros (cosa que es cierta pero no precisamos que nos la cuente nadie)”. En esta última cita se observa el uso del paréntesis para sacar una conclusión (irónica) sobre lo anterior mencionado. Es un recurso que utilizan tanto Otegui como Tanco.

Hay más absurdo en Haciendo Boca que en las columnas de Super Show Room. Desbocatti implanta situaciones y personajes que solo tienen sentido en su universo. Utiliza la ironía y el sarcasmo como herramientas complementarias pero nunca llegan a resultar cansadoras. Es así como puede crear un mundo donde su mujer es responsable de romper la aspiradora  (Haciendo boca, 8 de setiembre de 2011), un Mundial es la causa de sacar lo peor de los seres humanos (Haciendo boca, 24 de junio de 2010), la inutilidad de los secuestros express en el Uruguay (Haciendo Boca, 3 de noviembre de 2011) o la conspiración de los semáforos uruguayos (Haciendo Boca, 9 de setiembre de 2011).

Trato de ir hacia lo absurdo porque es lo que más me gusta pero es difícil. La ironía y el sarcasmo es lo más fácil de todo. No necesitás decir nada, tenés una declaración y dejás un silencio y eso alcanza. El absurdo es un huevo. Corrés el riesgo que no sea nada gracioso. La ironía es decir "qué lúcido está Arana, uno lo ve...", es fácil pero a veces no es efectivo.
Carlos Tanco

Estructura: los arquitectos del humor

Ambos humoristas relacionan la estructura de sus columnas con la arquitectura. Otegui comienza por plantear el tema en el primer párrafo. Lo desmenuza en los siguientes. En el final le termina por dar el golpe de nocaut con un chiste o remate gracioso (como el chascarrillo de Nacho Cliche en “Decilo, Fabián, Decilo”).

La ventaja que tiene Otegui sobre Tanco es que puede jugar con la estructura y el título. “De Mascherano y De Menotti” y “Razones para creer (o reventar)” son dos claros ejemplos del último punto. Las columnas de Búsqueda se tienen que restringir a llenar un espacio preestablecido y no tienen título salvo el de la propia columna: Haciendo Boca. 

Hay mucho de arquitectura en la columna. Me encanta tirar y tirar porque llega un momento que tenés que ordenar y ver dónde podés poner cada cosa.
Martín Otegui

En las columnas de Darwin muchas veces se observan temas que ya trató en la radio. Él explica que le cuesta mucho disociar los contenidos. Super Show Room garantiza más risas que Haciendo boca dado que la primera utiliza más chascarrillos mientras que la segunda se sujeta a un mundo absurdo.

Tanco indica que le resulta muy difícil hacer humor en el papel. La noticia la suele tocar en el primer párrafo. En el medio, o a comienzo del segundo, aparecen sus teorías y juego. El método que utiliza es basar la columna en dos o tres “intenciones humorísticas”. En la que se trata sobre la baja de la edad de imputabilidad, toma tres declaraciones específicas de los involucrados y las desarma en orden cronológico. Primero Pedro que hizo salir a Tabaré, este dice algo peor que el primero y aparece Díaz que enchastra más la cancha con lo que declara. En este caso son los testimonios quienes arman la estructura.

También tiene columnas no perecederas como la de la aspiradora (Haciendo boca, 8 de setiembre de 2011). El columnista de Búsqueda suele tomar objetos que son accesibles a cualquier ciudadano. Se basa en dos o tres vigas. Una es el hecho en sí y después dos o tres supersticiones relacionadas con la aspiradora.

El humor sobre las cosas cotidianas tiene que ver con que el lector se identifique con un hecho o con el desguazamiento de las supersticiones típicas que tenemos. Todo el tiempo hay gente que la acusamos de romper cosas. De inmediato, buscamos al culpable. Ahí lo que hago es afincarme en dos o tres lugares comunes y trato de desarmarlo de tal forma que queden expuestos en su esqueleto y ver cómo es que razonamos a partir de un evento pelotudo.
Carlos Tanco



El humor y sus límites

Los límites se los imponen ellos. Después tienen que atenerse a sus superiores. En el caso de Martín no se observan columnas de política o religión. Dice que no le interesa porque no le encuentra la gracia.  Tampoco recurre a temas como la pobreza extrema o el hambre porque tiene un “código personal”, pero admite que, de vez en cuando, algún chiste de bolivianos se le escapa. Un límite impuesto desde el corporativismo de las empresas son los auspiciantes. Otegui realizó una columna entera sobre el aviso de Schneck (cliente de Montevideo Comm) y su falta de originalidad a la hora de recurrir a lugares y cosas comunes.

Cuando le mandé la columna a la editora le puse en broma: “Espero que no tengas el aviso de Schneck en el portal”. Al otro día me levanto y veo en el home el banner gigante de esta marca. Le pregunté qué iba a hacer. Ella respondió que en el portal hay libertad de expresión. Lo subió y no tuve ningún problema.
Martín Otegui

Tanco reconoce que en el humor siempre se tocan las puertas del mal gusto dado que el público se ríe de la desgracia ajena. Él se maneja bajo la ecuación costo-beneficio. Si la misma no cierra, se autocensura. Sabe que “le saltarán a la yugular” si hace un chiste con la Teletón. Por esta razón, prefiere “hacérselos a su novia sentados en el sofá”. En sus columnas hay mucho de provocación: a las instituciones (Haciendo boca, 3 de noviembre de 2011), a los sindicatos (Haciendo boca, 9 de setiembre de 2010), políticos (Haciendo boca, 1 de setiembre de 2011) y a su mujer (Haciendo boca, 8 de setiembre de 2011). El escritor admite que a veces provoca por el simple hecho de hacerlo. Sostiene que hay que reírse del chiste más allá de lo que uno piense. Le parece ridículo discrepar con una broma por tener una idea diferente.

En Búsqueda me dan absoluta libertad. Se han comido todo tipo de cartas al director. Un día dije que la Iglesia debería hacer una campaña de socios regalando televisores led a cada fiel. Paolillo (editor de Búsqueda) me llama a la semana de publicada y me dice: "Bo, ¿querés que te lea dos de las doce cartas al director que llegaron por esa columna? Me las leyó. Se cagó de risa. Yo también.
Carlos Tanco
















martes, 20 de diciembre de 2011

Ya se hacen escuchar

Por Juan Ignacio Tejedor


La fiesta
Día Nacional del Candombe





Chico, Repique y Piano. Manos con parches. Banderas que alcanzan los primeros pisos de los edificios. Mujeres semidesnudas moviendo, sin parar, sus suntuosas caderas. Viejas que no paran de esbozar sonrisas. Un brujo con gramilla parece poseído por espíritus mientras un sujeto fija su mirada sobre una  escoba haciendo equilibrio, tratando que no se le caiga. Entretanto, las jóvenes bailarinas no paran de seducir a partir de su baile. El porta estandarte parece el más sumiso al llevar las estrellas o media lunas.

El termino candombe deriva del término ka-ndombe –de la lengua kimbundo-. Significa danza con tambores o danza de negros. 

El candombe nació en la época colonial del siglo XVIII con los negros esclavos, traídos al Río de la Plata. Originalmente fue una imitación a la coronación de los reyes congos: los emulaban a través de la danza y vestimenta. Los negros esclavos comenzaron a juntarse, por detrás de sus “amos”, y recrearon sus sociedades de orígenes con danzas ancestrales. Posteriormente, encontraron un espacio dentro de la legalidad. Se aprobó las “Naciones”: asociaciones que prestaban socorros y ayuda. Estas sirvieron para mantener vivas las costumbres y creencias de aquellos negros desamparados pero fuertes. Montevideo fue la ciudad donde tuvo más repercusión dado que fue un puerto de tráfico de esclavos muy importante para la época.

Barrio Sur y Palermo fueron los barrios que cobijaron al candombe. El mestizaje comenzó desde ese siglo y la sangre candombera se transmitió al blanco. Los conventillos del Medio Mundo y Ansina – lugar donde se alojaron los inmigrantes - sirvieron de universidades para el nuevo género. Los conventillos fueron el corazón y sus calles las arterias hacia donde se esparció, por todo Montevideo, el sentimiento a las lonjas.

A manera de representación de los personajes típicos del candombe, surge posteriormente la comparsa. Un lugar donde se podía observar a la Mama Vieja, el gramillero, el escobero y un cuerpo de baile que se movía al ritmo de la cuerda de tambores.

Los blancos comenzaron a vestirse de negros –lubolos-. En el Carnaval no existe el racismo. Los negros son negros y los blancos se engalanan de negros. El candombe va más allá de una festividad estructural y anual. Es algo que está en la esencia de los individuos y se celebra día a día.

En el 2006, el Parlamento uruguayo –a partir de Edgardo Ortuño, único representante negro de la legislatura- decretó el 3 de diciembre como "Día Nacional del Candombe, la Cultura Afrouruguaya y la Equidad Racial”. Esa misma jornada pero de 1978 sonaron por última vez los tambores en el Conventillo Medio Mundo. La dictadura militar ordenó el desalojo del sitio para una posterior demolición. Lo mismo sucedería en el Conventillo Ansina un mes después. Desde el 2006 a la fecha se celebra cada 3 de diciembre una llamada por Barrio Sur y Palermo.

Una joven empieza a mover sus caderas. A qué se debe, no está en el cuerpo de baile. El candombe trasciende los conjuntos y llega a miles de uruguayos. El público juega un papel importante en las comparsas ya que es a ellos a quienes apuntan: a hacerles sentir el ritmo que emana desde las lonjas.


Desde dentro
La Figari, candombe sin fin



















En febrero de 2004, Rubén Olariaga –más conocido como Rubito- decidió marcharse de La Gozadera y fundar, con amigos, una nueva comparsa llamada La Figari. El barrio Malvín acunó a un grupo de personas que intentaban renovar el Carnaval sin irse de las raíces añejas de la vieja fiesta afro.

63 tambores se hicieron presentes en la primera convocatoria del grupo.  La gran predisposición que tuvo el llamado sería un vaticino de la buena recepción que logró la comparsa. El nombre se eligió de manera democrática. El azar jugó un papel fundamental a la hora de seleccionar los colores: Rubito los escogió tras un enfrentamiento de basketball entre Paysandú y Salto, le gustó la combinación entre el anaranjado y azul, y a estos le sumó el verde. Por aquel entonces el objetivo era uno, desfilar por las calles de Barrio Sur y Palermo en Las Llamadas.

Con su nombre, La Figari homenajea al pintor uruguayo Pedro Figari. Artista que supo retratar en varias oportunidades la realidad del candombe en el país rioplatense.  La calle Legrand fue la testigo quien supo escuchar los primeros repiquteos de los tambores.

Hoy La Figari cuenta con 87 integrantes, solo en su cuerda de tambores. 60 van ensayo a ensayo. Martín de Ávila es el jefe de cuerda desde el 2009. Rubito lo llamó tras quedarse sin el encargado de los tambores ese mismo año. El objetivo era mejorar el desempeño de las lonjas y equipararlo con la gran labor del cuerpo de baile – ganadora de múltiples premios desde la creación de la comparsa-.

De Ávila presentó un proyecto de tres años con base en la renovación de la cuerda. La idea se entendió desde el principio. El primer año salieron sextos, a pesar de no contar con su presencia en el día de Las Llamadas ya que se había roto los ligamentos cuatro días antes. En el 2010 salieron séptimos a dos puntos de Sarabanda. Ese mismo año La Figari obtuvo el mejor premio a cuerpo de baile.

Ser jefe de cuerdas no es una tarea sencilla. Aparte de estar a cargo de más de medio centenar de personas, le dedica dos horas extra, los lunes y martes, a los talleres. Descansa un par de semanas luego de Las Llamadas. El resto del año se transforma en trabajo.

Divide su tiempo entre La Figari, General Motors –es empleado en dicha compañía- y su familia. Lunes y martes trabaja hasta las 19. Los jueves salen con la comparsa a la calle a las ocho de la noche. Están dos horas o más. Los domingos repite la rutina, pero a la mañana. En su tiempo libre sale a observar otros conjuntos, practica y busca nuevos ritmos que vayan en sintonía con lo que él propone.

Pero no todo brilla en el Carnaval. De Ávila reconoce que lo que más le cuesta es decidir quién de la cuerda sale en Las Llamadas y quien no. Los experimentados, preparados y aquellos que concurrieron en mayores ocasiones a los ensayos tienen un puesto asegurado. El resto la tiene que “luchar”. La identidad es algo muy importante en cada comparsa. El jefe de cuerda de La Figari reconoce que se está perdiendo la esencia del Carnaval. La razón es la poca importancia que le dan los grupos al gramillero y escobero.

En los ensayos se puede transmitir la unidad que hay en el grupo. En la mitad de la salida, De Ávila detiene el toque. Corrige algunos tambores. Se acerca al coreógrafo y hablan algunos minutos. Acto seguido, las bailarinas se empiezan a mover al compás de los tamboriles. El jefe de cuerda procura la integración del grupo en su conjunto: “el objetivo es que haya una sincronización desde la bandera, pasando por el escobero, el gramillero, el cuerpo de baile hasta llegar al último tambor”.

El encargado de las lonjas de La Figari gusta del toque Ansina pero en la cuerda lo introduce como una mezcla. En Malvín no hay un estilo propio. Elumbé, La Gozadera y La Figari tienen toques diferentes.  El tamborilero de La Figari reconoce que no hay un Piano que suene que identifique al barrio y eso es algo que se debería subsanar “hablando con cada uno de los grupos”.

Las Llamadas se aproximan y no escatiman tiempo en otra cosa que no sea ensayar y corregir errores. Las alegrías, tristezas, enfermedades, los momentos buenos y malos quedan de lado cuando golpean- sin temor a romperse las manos- el Chico, Repique y Piano.




Candombe para Figari 

Querido amigo Figari, pintor de la tierra mía
Usted nunca imaginó que un candombe le daría
De tanto mirar sus cuadros aquí y en tierras vecinas
Me dí cuenta que pintó música como la mía 

Querido amigo Figari pintor de la tierra mía 

Don Figari compañero de la vida
Luchador de la hermosura por toda la tierra mía
Don Figari compañero de la vida
Hay que ver con qué dulzura pintó usted la raza mía 

Rompen las lonjas, rompen, parche y madera, madera
Dale a las lonjas moreno
Que resuenen los candombes por Figari una vez más 

Ay, querido amigo Figari, pintor de la tierra mía
Hoy me embarga la emoción y se aumenta la poesía
La música y la pintura andan por la misma vía
Usted pinta la emoción, yo versos con harmonía 

Querido amigo Figari pintor de la tierra mía. 

Compuesto por Ruben Rada

Agradecimientos:
Martín de Ávila
Fernando Machado
Comparsa La Figari
Guzmán Ramos
Rubén Olariaga
Rafael Grande
Daniel Rossano
Diego Ginard
Daniel Burgui

Fuentes y por más información:
El toque de candombe
Día Internacional del Candombe
Portal Candombe, informe de Oscar Montaño

jueves, 9 de junio de 2011

Yonah Asamoah: un polisón ghanés en Uruguay

Soundslide realizado por Elisa Tuyaré y Juan Ignacio Tejedor para la materia Fotoperiodismo II. Universidad de Montevideo, 4º año, 2011.

jueves, 2 de junio de 2011

Arte callejero en contadores de luz











CON EFECTO (foto 1) - SIN EFECTO(foto 2)


ARTE CALLEJERO EN CONTADORES DE LUZ

El arte callejero se puede expresar de diversas formas. En Uruguay, ha surgido en estos últimos años una nueva vía de expresión. A través de los contadores públicos. Estos sirven más que nada para publicar avisos, romperlos o simplemente estampar una firma al fiel estilo callejero. Es imaginable cómo hacen los empleados públicos para leer los números entre tanta escritura o cómo hace el lector digital para llegar al chip. Blancos, negros, verdes cualquier color sirve para dejar estampada una firma que tiene como objetivo permanecer durante el mayor tiempo posible. Pegotines de movimientos políticos son los que se suelen ver en estos aparatos. Sin embargo, ninguno permanece entero. Será porque son los que más molestan. Así se vislumbran el 80% aprox. de los contadores que se encuentran en la Av. 18 de julio.







martes, 24 de mayo de 2011

Una historia al paso




Caminan sin quejarse. Sincronizan sin hablarse. Los compran y los tiran sin preguntarles. Los comercializan y trafican. Se gastan dependiendo del uso que le dan. Se mojan, se secan, pierden el color, pisan caca, se rompen y se arreglan. Ellos son los zapatos. 

Cada par tiene tantas historias como su dueño. Recorren mismos lugares que sus propietarios, sin embargo no pueden contar las mismas historias. Es por ello, que a través de estas fotos se mostrarán qué nos tienen para contar en un día común y corriente. 

Historia en fotos:
1)- Buenos días. Tienen los mismos días de descanso que su dueño. De lunes a viernes ellos se distinguen por encima de los demás pares. Los zapatos de oficina .
2)- La jornada comienza. Tanto la diestra como la zurda se alistan para marchar a la calle.
3)- Esperamos turno para el lustrador. Una breve parada porque la suciedad impide que brillemos.
4)- Empieza la limpieza. Comienza el lustrado. Nuestro futuro está en manos del viejo lustrador.
5)-En plena Plaza Independencia. Patrimonio del Uruguay. La Plaza Independencia parece no olvidar los viejos oficios: en este caso, el lustrador de zapatos.
6)- A camino de todos los uruguayos. El viejo, sabio del lustrado, sabe lo que hace. Mientras tanto, allá en el fondo parece esconderse la Peatonal Sarandí: el corredor de la Ciudad Vieja.
7)-Ya lustrado, soy otro. Gran labor del lustrador! Ahora el dueño los lleva con otro porte. Los zapatos se lucen al caminar.
8)- De vuelta a casa. Nuestra casa nos espera. Mañana será un día común pero estaremos más brillantes.
9)- A guardarse hasta mañana. Una jornada larga pero que dio sus buenos frutos. El brillo opaca cualquier cansancio. Hasta mañana.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Y un día volvió

Sin despeinarse

Buenas noches América. En lo laboral el año comienza cuando llega el último ciclista. En lo televisivo, cuando arranca Showmatch. Los gerentes de programación, tanto el del 12 como los de la competencia, adecuan las grillas en base a este programa. Todo el mundo televisivo, en Argentina y Uruguay, dependen de lo que haga o deje de hacer Marcelo Tinelli.

Ahora, ¿cómo reacciona el público ante el gran producto de Ideas del Sur? Es curioso el efecto que genera Showmatch en las masas. Nadie dice que lo mira, pero sin embargo no se refleja así en el raiting. La gente pacata jamás va a admitir que vio o ve a Tinelli. Algo es seguro, alguien lo tuvo que haber mirado ya que en el día de su debut hizo 14 puntos de raiting en promedio.

Los números no dan. Aquellos que miran diariamente televisión se dieron una vuelta por canal 12. Pocos cambiaron, muchos aguantaron bastante tiempo y una gran cantidad se quedó observando este gran programa de contenido cultural.

Showmatch es un producto de calidad. Cumple con su objetivo: entretener. Y lo hace con creces. Se asemeja a una telenovela presentada como un show mediático. El baile es un agregado. Los sueños una simple excusa. Sin embargo, estos últimos se cumplen; por lo tanto hay algo de bien tras este gran reality.

Hay ciertos televidentes pacatos que no son más que hipócritas que se hacen los cultos. Dicen que los productos de Marcelo Tinelli generan violencia. No se dan cuenta que en toda la televisión hay violencia porque en la sociedad también la hay.

A las 22.30 del lunes 16 de mayo comenzaba Tinelli. ¿Qué pasaba a esa hora en los canales para intelectuales? En Discovery Channel la Policía criminalística buscaba quienes fueron los asesinos de una joven. En Natgeo –canal que recomiendo-, mostraban como un grupo de cazadores asesinaban a cocodrilos a disparos para alimentarse. En History Channel continúan hasta hoy cazando Ovnis.

Lo efímero, la violencia, lo irrelevante, banal y el morbo están presentes en estos canales pero de manera segmentada. Lo que hace Tinelli es unir todo un conjunto de emociones y sensaciones en un mismo producto: Showmatch. Esta nueva temporada promete más tetas, culos, morbo, peleas pero también emociones y diversión procurando el entretenimiento. La gente lo va a mirar porque necesita desenchufarse y no pensar en nada, y que mejor que este programa. La calidad está basada en la garantía de un producto que dejó de prometer para convertirse en un éxito.

domingo, 15 de mayo de 2011

Práctica 2, el Spiderman uruguayo

Spiderman en Plaza IndependenciaSpiderman en Puerta de la CiudadelaSpiderman en la puerta del Teatro SolísSpiderman en el Teatro SolísSpiderman en el 427Spiderman en el 427
Práctica 2, un álbum en Flickr.


De día es Spiderman  y de noche también lo es. Montevideo cuenta con un superhéroe que muchos ya hemos visto mientras deambulaba por las plazas.  El Spiderman uruguayo, a diferencia del norteamericano, se dedica exclusivamente a ser superhéroe. Aprovecha esta “cualidad” para ganarse unos pesos mientras es fotografiado. Sacarse una foto con él, desde su propia cámara, sale $40 mientras que sacarle una foto a él desde cualquier otra máquina cuesta $20 o más dependiendo la voluntad de la persona.

Su verdadero nombre es Bismarck Pino y vive en el Paso Molino. No dice su edad para no quitarle el “gustito al personaje”. Así como Peter Parker fue criado por su abuela, Bismarck lo fue por su tía pero con la diferencia que sus padres no estaban muertos sino que lo habían abandonado. Luego de un tiempo él pudo conocer a sus padres pero se llevó la sorpresa de que madre lo niegue. Comenzó con esto de Spiderman en 1975 –plena dictadura- tras haber ganado un concurso en Nueva Helvecia – Dpto. San José-. En ese momento fue cuando diseñó su primer traje. Fue detenido en un par de ocasiones por los militares.

Luego, trabajó casi 10 años para un circo. En este período de su vida, Bismarck repartía su tiempo entre su alter ego y su vida laboral propiamente dicha.  Recién en 1994, Bismarck se dedicó de lleno al superhéroe. Desde entonces, Bismarck se gana la vida en el Parque Rodó –chico-, Plaza Treinta y Tres, Plaza Independencia y Prado. Sin ningún tipo de sponsor, él se gana su vida haciendo esto: se cose el traje, viaja en ómnibus, paga las cuentas…

Nunca se quita el traje. Desde que sale a trabajar hasta que regresa a su casa anda con este puesto. Pero, trabajar en las calles no es sencillo. "Hay gente mala onda: a esos les digo que se queden en sus casas". Si el insulto es mayor, Bismarck los invita a pelear. No anda con un revólver, ni con un cuchillo ni con telas de arañas pero sí tiene un cachiporra. Para él lo mejor son los niños siempre y cuando tengan buena educación. Ese es su público y a quien dedica mayor parte de su tiempo.

viernes, 29 de abril de 2011

Las Voces de Maroñas



Entrevistas a dos relatores y un comentarista del Hipódromo de Maroñas para la materia Audio I.
En el audio aparecen: Victor Cusati, Antonio Castro y Sergio Silva (comentarista en Radio Cristal).
Agradecimientos: Alfredo Acuña (Jefe de Comunicación & Prensa) y a toda la gente de Maroñas por su buena predisposición.

miércoles, 27 de abril de 2011

Puestos sin caducidad

Sin despeinarse

¿Hasta cuándo se puede aguantar a una persona pública que ejerce mal sus funciones? Si contextualizamos la respuesta en el marco de este gobierno frenteamplista y si dicha persona es oficialista, diremos que podría mantenerse en el puesto hasta que las velas ardan.

Luis Mendoza Novo asumió como coordinador ejecutivo de la Policía de Montevideo hacia fines de 2008. En un principio pareció desempeñar sus funciones sin mayores dificultades. A lo último, era injustificable su presencia al mando de la Policía al menos que estuviese acomodado.

La gota que rebasó el vaso. El martes 12 de abril Peñarol enfrentó a Independiente en el Estadio Centenario. Quien concurrió pudo advertir, desde el principio, la extraña ubicación que  otorgaron a los mil hinchas del Rojo de Avellaneda: un rincón en la Platea América a un lado de la Tribuna Colombes. La cuestión no termina allí: la tribuna de la pantalla gigante estaba ocupada por la parcialidad aurinegra, sin ninguna valla de contención que la dividiese con la parcialidad lindera. A esto se le suma que en la Tribuna América, ubicada por encima de la Platea América, había padres con sus hijos que venían ver la bandera más grande del Mundo.

¿Cómo era posible que los barras argentinos estuviesen allí ubicados? Negligencia del ya conocido inspector Mendoza. El día anterior a estos altercados había hablado sobre el gran y exitoso operativo policial. ¿Dónde oculta su bola de cristal? ¿Será que la tiene dentro de su inutilizable chaleco antibalas? Horas después del clásico rioplatense, justificó la actuación policial, se sumaba a su historial. La pregunta que surgió fue: ¿de qué accionar habla si cuando comenzaron a bajar hinchas aurinegros, desde la Ámsterdam hasta la platea América, no había ni un solo policía? Si cuando el hincha del Rojo robó la bandera no había ni un seguridad para detenerlo. Si se cagaron a piedrazos… Los únicos que supieron detener la bataola fueron un par de hinchas de ambos equipos que llamaron a la calma.

Año atrás, el coordinador ejecutivo de la Policía de Montevideo había cobrado trascendencia por avalar una decisión del Club Nacional de Fútbol de dividir, para el partido clásico, la Tribuna Olímpica. En un principio, esta sólo correspondería a los parciales bolsos, pero como los hinchas de Peñarol concurrirían a esa zona, la Policía decidió dividirla y otorgarle un cuarto de grada a la hinchada aurinegra. El resultado: tres cuartos de tribuna tupidos de personas y el resto con apenas unas 100 personas. Para colmo, se dieron disturbios a las afueras del estadio.

No era la primera vez que la Policía actuaba ineficazmente. El próximo jefe de Policía debe saber de fútbol. Pero aun así nadie puede garantizar que no se repitan hechos como los que se dieron en Peñarol-Cerro. Ese día, con un efectivo policial alcanzaba para detener a los alborotados auriengros que querían ingresar en la cancha. Fue, otra vez, un externo a la seguridad quien los detuvo: en este caso, los jugadores de Peñarol. La cámara pudo más que él y Mendoza volvió a aparecer hablando de su exitoso operativo policial. A partir del viernes será sub jefe de la Policía de Canelones, un lugar donde hay menos cámaras, un lugar donde se podrán ver menos sus contradicciones. 

Un mal sueño hecho realidad

Sin despeinarse

Un sueño soñaba anoche, soñito del alma mía… Las novias, la rebeldía, la joda y El Romancero. ¿Quién no lo recuerda? Marcó la etapa liceal en todo adolescente uruguayo. Mínimo, te obligaban a memorizarte dos poemas de un libro cuyo autor es un tal Anónimo.

4º de Liceo. Una etapa de mierda. Las cosas que requieren que se tenga que pensar dos veces, se realizan por impulso. En las situaciones que no requieren mayores dificultades, el chico púber tarda años en tomar la decisión. Está en la edad de la bobera, dicen las viejas. Está creciendo, dice las madres. Me siento igual que ayer y no creo que me sienta mucho más diferente  mañana, decía yo entonces.

Clase de Literatura. La profesora tenía el prototipo de profesora de Letras, cabello no muy largo y con rulos, lentes, maquillada y perfumada a lo anciana y letra manuscrita en el pizarrón. Hoy no me arriesgaría a apostar que estuviese viva. Mi hermana, que ya la había sufrido, decía que era una crack: ella era la traga de la clase.
Agosto, mes de mucho frío. Mis neuronas no querían hacer sinapsis. Todos nos aprendimos, por lo menos, uno de los dos poemas del Romancero que había para esa semana. Yo me aprendí el Romance del enamorado y la Muerte. Ergo, me preguntaron el otro. Los días anteriores habíamos trabajado otro romance, en donde la relación de pareja y el sexo eran el fundamento del poema. Pero para esa semana correspondía el que gloriosamente me había memorizado y otro cuyo nombre bloqueó, con inteligencia, mi cerebro. ¿Para qué recordar algo que me dejó mal parado frente a todos mis compañeros?

El oral había comenzado. Me sudaban hasta las partes que no son visibles a los otros. Venía bien, la profesora asentía con cada palabra que salía de mí y de mi guitarra. Un momento puntual en el poema me llevó más tiempo que las otros. En la situación aparecen una pareja y la palabra ropa. El hámster corría de manera acelerada en mi cabecita. Ta lo digo: “Acá está hablando de la pareja y de las relaciones sexuales que mantenían”. Un silencio sepulcral colmó el salón por algunos segundos. Al instante, una risa se vislumbra en la boca de la profesora: ese fue el consentimiento para que el resto de la clase comenzará a morirse de risa. Mis amigos aún lo recuerdan y es un tema tabú entre nosotros. Mi cara se puso roja como un tomate. El sudor que empezó a caer como catarata sobre mi frente se plasmó en la mente de mis  amigos.

Hoy, siete años después de la tragedia, pienso siete veces las cosas antes de decirlas. A la sexta que la razono, el segundo más burro de la clase lo dice. Entonces, hay veces que ni me preocupo en pensar. Si es algo estudiado de un texto, lo digo. Si implica alguna comprensión personal, me callo; no vaya a ser que se encuentre una vieja de Literatura dando la clase. 

miércoles, 13 de abril de 2011

Gracias a la IM, no descansan en paz

Sin despeinarse

El domingo 10 de abril concurrí a un entierro en el Cementerio del Buceo. La empresa fúnebre que se encargó del sepelio fue Abate, por lo que el camino entre la casa velatoria y el cementerio fue corto.

Ingresamos por un lateral. Una radio mono sonaba, a todo volumen y con una cumbia vieja en la garita del cuidador. Los mausoleos o nichos convierten el lugar en aterrador. Supuestamente es el cementerio uruguayo más rico en arquitectura.

Dio asco cuando, a medida que avanzábamos, el hedor impregnaba nuestro olfato. Las moscas pegaban en mi cara a medida que me acercaba a los nichos. Los caminos que los cruzan son intransitables. El olor fuerte, desagradable y repulsivo hizo que no me pudiera concentrar en la ceremonia como hubiese querido.

La Intendencia de Montevideo no controla la higiene de los cementerios. Hace dos años acudí a este cementerio y el hedor era el mismo. Nada ha cambiado. Hay cada vez más cuerpos: cada vez más olor a muerte.



¿Cuán tranquila puede estar una familia oliendo la putrefacción de otros? Y los que no son familiares cercanos que tienen la mente, en ese momento, más ávida ¿cómo pueden soportar tal tufo?

Los caminos estrechos y la fila de edificios de cuatro pisos de nichos convierten aquello en catacumbas al aire libre. Flores marchitas y pequeñas moscas colman ese ambiente siniestro. Lo más deplorable es que las autoridades del cementerio no puedan decir basta ante la constante llegada de cadáveres.

Es hora de que los familiares puedan despedir más dignamente a sus familiares y que los muertos descansen en paz. ¿Hay algo que funcione bien dentro de la Intendencia? Sí, el acomodo.