Sin despeinarse
Un boletero de la prestigiosa empresa que maneja el Estadio Centenario, CAFO (Comisión Administradora en Favor de los Oligarcas) aseguró haber visto a El gordo de la Colombes entrar a la Amsterdam. “Si fue por la puerta ocho, me di cuenta porque venía oliendo el olor a porro típico y de repente me invadió un tufito a grasa que se incrementó a medida que la fila avanzaba hacia mí”.
El domingo pasado el programa Punto Penal consiguió su mayor logro periodístico. Su micrófono dio voz al protagonista de la semana. El gordo de la Colombes se hizo famoso por representar el prototipo de hincha de Peñarol. En 40 segundos, en un esfuerzo intelectual y sin parar de hablar, metió asombrosamente tres palabras distintas: “Colombé”, “Peñarol” y “entradas”.
Mario es boletero hace 25 años y dice que El gordo de la Colombes puede ser tomado como un embajador del hincha aurinegro. “Tiene una cara redonda fruto de tantos fritos saturados. Un cutis manchado consecuencia de una dura derrota contra el acné en su época de púber. Un pelo exquisito para usarlo como grasa de torta fritas para todos los hinchas de la Colombes. Sí, es El gordo de la Colombes”.
En la entrevista al programa de Canal 10, en el marco del partido Danubio - Peñarol, el gordo exigía que se diera la tribuna Colombes a toda la gente que estaba fuera. Recordemos que esa tribuna fue otorgada al local, Danubio. Pero la localía era para Peñarol, que no fue a la tribuna que quiere el gordo por decisión del Ministerio. A lo que se le suma que cambiaron los vestuarios por cábala… en resumen: ¿qué más se puede esperar del fútbol uruguayo?
“Lo sentía venir sin verlo. Llegó a mí. El olor a grasa se combinó con el olor a culo que estaba impregnado en su ropa de Estadio. Estaba tal cual como apareció el video. Él hablaba con otro hincha de Peñarol (otro gordo de la Colombes) cuando, sin razones, empezó a mover sus regordetes brazos. Los agitaba como nadar pecho, pero con brazos cortitos y sin poder estirarlos. La gente le sacaba fotos. Al respirar sonaba como si hubiesen prendido una aspiradora de las que vendía Cacho en la década de los 90” , explicaba Mario.
Los gordos de la Colombes sólo pueden apreciarse en la hinchada de Peñarol. Celebridades y autoridades, en la de Nacional. En la de Danubio, negros y con rastas. Ex ministros, en la de Defensor. En la de Cerro están los pobres pero orgullosos de su barrio. Y en la de Rampla los que se quieren mudar de barrio. El último prototipo de hincha es aquel que suele preferir tomar mate en el mugroso Rosedal del Prado antes que ir a la cancha los domingos.
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