Sin despeinarse
Se nos fue, por fin. Ya era hora. De los 38 años que estuvo Cacho Bochinche al aire, los últimos 15 pueden obviarse. Marcó un hito en la historia de la televisión uruguaya por ser uno de los primeros programas dedicados exclusivamente a los niños. ¿Cómo sobrevivió tanto tiempo?
Miles de uruguayos han pasado por esas tribunas que, año a año, se reducían al tener menos convocatoria. Yo fui y no me arrepiento, pero me pregunto si llevaría a mis hijos allí. Cacho de la Cruz, el histórico conductor de 72 años, mantuvo el programa desde 1972. La misma tónica, los mismos chistes e incluso los mismos muñecos de hule con parches se mantenían desde antaño.
Poca competitividad. Pocas propuestas infantiles han surgido de las mentes de los brillantes directores de los canales de aire. Cacho Bochinche tuvo poca competencia. Hace pocos años se emitió por Canal 10 Loco de Vos, una propuesta renovada con dos conductores jóvenes y dinámicos (Coco Echagüe y Paola Bianco). Diferencias entre el canal y la producción hizo que este programa pasara a emitirse por VTV. Fue ahí cuando comenzó la debacle del “canal uruguayo” hasta llegar a tener un segmento donde imitaban a Tinelli con sus novias. Después nada más.
Desinterés y descuido. Horrores ortográficos en los zócalos era lo más común. El último año de Cacho Bochinche se emitió grabado, y para no desentonar la mala edición apuñaló al televidente. Imagínense: Laura Martínez hace un PNT (publicidad no tradicional, chivo), de repente, corte y aparece con niños. Nunca mejor dicho: la magia de la televisión, pero en este caso barata.
¿Un programa educativo? Chistes de Cacho sobre el alcohol y las drogas. Fomento de la vieja rivalidad nenas contra nenes. Palabras subidas de nivel. Tal vez la vejez de Cacho hacía que, de repente, gritase “¡dale gordito, aflójale a las empanadas!”. Terminó el juego, triunfaron “sorprendentemente” las nenas, ¿qué tienen de premio?, una licuadora Ufesa de Vía Confort.
El payaso apenado. La imagen de Pelusita año a año más triste de Pelusita era proporcional a la decadencia del programa. Víctor, el de las marionetas, no estaba mucho más lejos. Sus manualidades con basura llegaban a la repulsión. Taraleti, un pseudo payaso cuyos chistes siguen sin triunfar en el Carnaval, se ganó el pan del día con este programa.
No estaría mal que alguna productora se le cayese la idea de presentar, en un canal de aire, un programa televisivo con formato infantil. Igual, si duró 38 años Cacho Bochinche, cualquiera pude presentar un programa un poco mejor.
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