lunes, 6 de agosto de 2018

Lucía Topolansky: “La Argentina es un país maravillosamente rico, Dios le dio todo, pero también le dio a los argentinos”


Juan Ignacio Tejedor para TN.com.ar

Una entrevista a fondo con la vicepresidenta de Uruguay. Lula preso, Maduro, el peronismo, Macri, la situación de Milagro Sala y los casos de corrupción que involucran a Cristina Kirchner.

Tupamara, guerrillera, presa, se fugó, volvió a la cárcel, fue diputada, senadora y llegó a la vicepresidencia de Uruguay. Lucía Topolansky ocupa el segundo puesto más importante en el gobierno de Tabaré Vázquez tras la renuncia del anterior vicepresidente, Raúl Sendic. El 13 de septiembre de 2017 se convirtió en la primera mujer en la historia del país en desempeñar este rol. Tiene 73 años, es la esposa de José “Pepe” Mujica y preside la Cámara de Senadores y la Asamblea General en el Parlamento.
Tres de la tarde del viernes 6 de abril, restan dos horas para que finalice el plazo que le dio el juez Sérgio Moro a Lula Da Silva para que el líder del PT se entregue a la Justicia de Brasil. “Está convulsionado el barrio”, dijo Topolansky al recibir a TN.com.ar en su despacho del Palacio Legislativo. En uno de los costados, un cuadro de José Gervasio Artigas, prócer uruguayo. En otra de las paredes, otro de José Batlle y Ordóñez, precursor de la modernización en Uruguay a principios de siglo XX. En el lugar predomina la madera y el cuero. “Todo esto ya estaba cuando llegué, no cambié nada”, sostuvo al referirse a su oficina.
-¿Cómo calificaría la detención de Lula?
Nos preocupa el deterioro de la democracia en Brasil. Esto tiene una secuencia importante que empezó en la destitución de Dilma Rousseff. A ella, no le han hecho ningún cargo desde que la sacaron del Gobierno. No han aparecido pruebas, hay presunciones. De los 11 magistrados, hay seis que piensan que hubo delito y cinco que difieren. Entonces, así como se sostiene un delito sin la prueba, yo tengo el derecho a presumir que Lula es inocente. Así, atacan al candidato que venía creciendo en un año electoral. Yo me pregunto, ¿Qué pasa si Lula gana las elecciones, darán el Gobierno al PT? Cuando el Tribunal se estaba expidiendo por el caso Lula, salieron unos militares a presionar. Está en juego la democracia.
-¿Presentía que esto podía pasar?
Sí. En Brasil a esta altura de la vida puede pasar cualquier cosa. Hemos visto con asombro varias situaciones que nos rodean. Para bien o mal, Uruguay es un país bastante serio institucionalmente pero lo que pasó en Brasil es digno de una comedia de O Globo. Esto va contra las democracias: va sembrando en la población el descrédito de la política, de los políticos y, sobre todo, de los partidos.
Junto a su esposo, otros presidentes y exmandatarios latinoamericanos como Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa, luchó por una “Patria Grande”. Sin embargo, se estuvo lejos de alcanzar ese ideal. Hoy, esa lejanía llega al punto de poner en riesgo la Unasur.
-¿Considera que la política regional está en crisis?
Nosotros somos parte del Mercosur. Es un acuerdo interesante pero todavía estamos muy lejos de tener un funcionamiento como el de la Unión Europea. Unasur es un organismo naciente y muy interesante, pero al terminar el mandato de Ernesto Samper (secretario general del organismo desde julio de 2014 hasta enero de 2017) quedó sin conducción. Si no se nombra rápidamente un reemplazo, tiene mucho peligro de extinción.
- ¿Esperar a moverse en bloque le trabó a Uruguay negocios con la Unión Europea, China y ahora Chile?
Uruguay no puede salir a negociar en soledad porque el mundo lo hace por bloques. Todavía estamos en un estadio muy primitivo de desarrollo del Mercosur y por momentos han pesado más los nacionalismos que los acuerdos. Eso, desgraciadamente, vale para los gobiernos de cualquier pelo político.
Le recuerdo una imagen del 6 de marzo de 2013. De izquierda a derecha, los presidentes Cristina Kirchner, Mujica y Morales (Bolivia) junto a Topolansky montan guardia de honor ante el féretro del venezolano Hugo Chávez. Estaban por llegar Rousseff y Correa. Detrás, se observa al vicepresidente Nicolás Maduro. Eran los principales aliados.
- ¿Hoy en Venezuela hay democracia?

Venezuela es uno de los países donde ha habido votaciones más seguidas y por la mayor cantidad de temas posibles. He estado en algunas. Han sido elecciones que no han tenido fraude y tiene un sistema electoral muy garantista. Pero la muerte de Chávez fue proporcional a su estatura política. Entonces, el país entró en un momento crítico donde no hubo ninguna figura de la potencia, claridad geopolítica y enorme solidaridad como la que tenía él. Eso llevó a una serie de problemas de conducción económica: se disparó toda la cuestión financiera y la inflación. Todo trajo una polarización de esa población muy grande. No nos queda del todo claro el fin de la Asamblea Constituyente porque no actuó para mejorar los mecanismos constitucionales sino de otra manera.
¿Se van a reconocer las elecciones de mayo en ese país?
No podemos hablar de algo que no sucedió todavía. Cualquiera que gane la elección, lo primero que tiene que hacer es tomar ciertas medidas fuertes en torno a la cuestión económico-financiera y en cuanto a la producción de alimentos, pero nosotros somos partidarios de la autodeterminación y la soberanía de los pueblos. Ellos tienen que resolver sus propios problemas.
Ésta vieja es peor que el tuerto. Ésta es terca”. Abril de 2013. Desde Sarandí Grande, Florida, a 140 kilómetros de Montevideo, “Pepe” Mujica pensó que los micrófonos estaban cerrados durante un congreso de intendentes y lanzó la frase que encendió la mecha. Los dichos hicieron que una semana más tarde tuviera que salir a pedir disculpas públicas a través de su programa radial. Lejos de pasar los coletazos que hubo entre 2005 y 2010 por el conflicto de la pastera Botnia (hoy UPM), por aquel entonces la relación entre los países hermanos continuaba tirante.
- ¿Cuánto dificultaron al Uruguay las políticas proteccionistas de los Kirchner?
Los proteccionismos para un país grande pueden tener cierta explicación, como pasa en Estados Unidos. Ahora, cuando el país, por más grande que sea, está asociado con otros con los que hay diferencias, obviamente que el país chico tiene trabas que son perjudiciales. Hemos tenido problemas con los dos grandes del Mercosur (Brasil y la Argentina) aún con gobiernos progresistas.
En el contexto latinoamericano, donde por diferentes razones han caído Fernando Lugo, Rousseff y Pedro Pablo Kuczynski ¿Cómo califica la situación actual de Cristina Kirchner y las investigaciones por corrupción?
Cualquiera que se proponga entender a la Argentina debe conocer y entender la historia del peronismo. De no comprenderlo, no le va a cerrar ninguna cuenta. Además, está cargado de símbolos. Cuando ingresás a un sindicato lo primero que ves es un retrato de Eva Perón, una mujer fuera de época. Evita murió muy joven, a los 33. Es una figura que está en el alma de los argentinos que se sienten agredidos. Eso le da a la Argentina una impronta diferente. Digo peronismo y digo también generalidad. Dentro de ese todo, hay quienes fueron de derecha, como Carlos Menem, y del otro extremo están los que estuvieron en la lucha armada como los montoneros. La Argentina es un país maravillosamente rico, distinto a Brasil. Tiene todos los climas y todos los suelos pero como decimos acá, en broma, tiene a los argentinos. Dios le dio todo y también le dio a los argentinos. La yapa es que le dio al Papa. La Argentina es tan rica que nadie, ni el peor gobernante ni la dictadura, ni Videla, ni ninguno logró fundirla. Es un país demasiado importante. Tras la crisis de 2001, Néstor (Kirchner) apareció como un salvador asociado a la historia peronista. El problema que tuvieron tanto Néstor como Cristina fue que después tenían que subir un escalón más y se cerraron. Eso, a nosotros, nos trajo problemas como el de los puentes, por ejemplo. Es evidente que la desunión mató al peronismo. Entonces, Macri es presidente porque el peronismo estaba partido. Sobre los casos de Cristina Kirchner, estamos haciendo un seguimiento a ver en qué terminan. Lo de las monjitas era para una novela. Para nosotros, no tiene ninguna explicación. Por tanto, tampoco podemos decir nada. En la Argentina, sigue habiendo una mayoría que tiene determinados pensamientos. Lo que está pasando con Milagro Sala es una cosa absolutamente inexplicable desde el punto de vista jurídico.
¿Considera que Milagro Sala debería estar libre?
Sí. Se puso de pretexto el hecho que comandara una organización social e hiciera determinadas obras, todo para crear un escenario insurreccional. Después hay cosas que indican que la democracia está en problemas: la muerte de este muchacho vinculado a los mapuches (Santiago Maldonado) y aquel que fue a testimoniar por una causa y desapareció hasta el día de hoy (Jorge Julio López). Uruguay está atento a todo esto: no ha llegado al extremo que han alcanzado los vecinos.
¿Cómo es la relación hoy entre Uruguay y la Argentina?
Con Mauricio Macri no tenemos ningún tipo de problema. Es una relación completamente normal. El cargo de embajador en Buenos Aires siempre es un cargo de confianza para el Uruguay más que el de Brasil.
- ¿Cómo está el comercio bilateral entre ambos países?
Se destrabaron algunas cosas con Macri pero hay otras que están para resolverse. Hay problemas de aranceles de puertos. Para nosotros, el Paraná debería ser un curso de agua de navegación internacional, pero siempre hubo rivalidad en esta materia entre Buenos Aires y Montevideo.
La grabadora se apaga. El camarógrafo pasa a tomarle fotos. Inmediatamente, la vicepresidenta se sienta en su escritorio para recibir otra visita que la aguarda en la sala de espera. Dos horas más tarde, participaba de un acto de la principal organización sindical uruguaya (Pit-CNT) en apoyo al expresidente de Brasil, Lula.
Fotos y video: Gabriel Rodríguez


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